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lunes, 27 de octubre de 2014

Su Belleza




En si todo lo que nos rodea es bello, la naturaleza la hacemos nosotros y solo nosotros la podemos hacer bella y decidimos si hacer el bien con ella o el mal.

Lo que llamamos naturaleza es una pequeña parte del mundo y gran parte de la cual no vemos. Todas las maravillas que se presentan en los bosques, los portentosos sucesos que ocurren en las profundidades del océano, toda la historia sublime de los cielos, son parte de la expresión propia de la naturaleza.

Sobre todo, nuestros propios cuerpos son parte de la naturaleza, quizás la más prodigiosa de todas, y probablemente de la cual menos sabemos. A medida que pasa el tiempo, la humanidad aprende cada vez más sobre la naturaleza , a ese conocimiento llamamos ciencia. 





Es una ironía que mientras el hombre aprende más de la naturaleza cada día, mientras descubre la composición de las brillantes estrellas y comprende la estructura de los diminutos átomos, mientras puede irrigar un desierto y aprovechar la energía del Niágara, aún sea incapaz de hacer por sí mismo las cosas más simples, las cosas que realmente importan. En muchos casos es incapaz de afronta el miedo, el dolor, doblegar algunas de las enfermedades más comunes, alejar la ira o la depresión, o muchas veces, utilizar con eficiencia sus poderes mentales. 

Todo esto se debe a que el hombre se ha dedicado a mirar hacia el exterior en busca del dominio , en vez de mirar el interior por ello es importante equilibrar la ciencia y la naturaleza. 






La primera es la más común; nos la enseñan desde la escuela. La ciencia, se dice, cuenta con un método basado en la observación objetiva, la experimentación rigurosa y la lógica inflexible para, a partir de datos duros, formular hipótesis, someterlas a prueba y, en caso de ser confirmadas, elevarlas al estatus de teorías. El conocimiento así obtenido adquiere el sello de garantía de estar "científicamente comprobado", y nos muestra las verdaderas leyes de la naturaleza. Podemos confiar en él plenamente, y a partir suyo puede desarrollarse tecnología que inevitablemente funciona. 





En la cara opuesta, favorecida por estudiosos de la ciencia (historiadores, filósofos, sociólogos), y menos conocida por el público general, la ciencia aparece como una disciplina plagada de problemas. En primer lugar, no existe la observación: no podemos confiar en lo que nuestros sentidos nos muestran, e inevitablemente nuestros prejuicios culturales modifican lo que percibimos. Tampoco la experimentación es realmente confiable, pues sus resultados están siempre sujetos a la interpretación, siempre sesgada, del científico. 



Lo cierto es que ambas visiones describen características reales de la ciencia. Sin ser completamente objetiva y confiable, busca la máxima objetividad posible, y es la forma más refinada y poderosa para obtener conocimiento sobre la naturaleza que ha descubierto nuestra especie. Pero al mismo tiempo, es una construcción social humana, y verla como un método infalible e incuestionable sería engañarnos. 



Quizá la mejor forma de aprovechar las dos caras de la ciencia sea desacralizar su versión dogmática, agradable pero irreal, y aprovechar la visión crítica que la relativiza para fortalecerla, al conocer mejor sus defectos y problemas… y sus grandes virtudes. 




Es importante crear una cultura que cuide de la naturaleza pues como humanos somo parte de ella y solo basta con observarla para darnos cuenta de lo que podemos y estamos perdiendo. 


http://www.taringa.net/posts/ecologia/13861809/Naturaleza-la-belleza-que-nos-rodea-animales.html

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